Siempre digo a los que me conocen bien que una de las mejores cosas que me han sucedido desde que empecé el proyecto "Toledo Olvidado", hace ya más de diez años, ha sido poder conocer a cientos de personas con un profundo amor a Toledo. Me emociono a menudo con los correos que recibo hablando del blog, con las llamadas que me hacen personas que se han esforzado en contactar conmigo para comentarme algún detalle, o gente que tras alguna charla o conferencia se queda para conversar conmigo sobre alguna imagen.
De entre esas numerosas personas, de toda clase, edad y condición, siempre destaco a los que generosamente y de manera totalmente altruista me ceden sus fondos para poderlos divulgar en este blog y así hacer partícipes a todos los amantes de la fotografía histórica de Toledo de ese inmenso legado conservado no solo en museos de todo el mundo sino en las miles de casas que componen nuestro entramado urbano.
Hoy tengo el privilegio y el enorme placer de ofreceros una extensa entrada compuesta por más de sesenta fotografías tomadas en abril de 1963 cedidas por la familia Burgos (millones de gracias, de todo corazón).
Vais a disfrutar de un verdadero viaje en el tiempo hasta el Toledo de hace ya más de 55 años de la mano de una colección de diapositivas con una calidad fotográfica excepcional, absolutamente inédita pues forma parte de la colección de esta entrañable familia, que las adquirió hace ya muchas décadas por donación de una empleada de limpieza de un hotel toledano donde dichas fotos habían quedado olvidadas sin que nadie las reclamara.
Cuando hace meses me las cedieron con su proverbial amabilidad, para que las fuese escaneando poco a poco, no podía imaginar el tesoro que me estaban entregando. Se trata de una serie soberbia de fotos tomadas por algún experimentado fotógrafo del que no sabemos absolutamente nada. Las imágenes, en formato de diapositivas de la célebre marca Kodachrome (la película de Kodak de la que ha os he hablado en otras entradas, capaz de conseguir unos colores que personalmente me fascinan), retratan la vida cotidiana y los paisajes de aquel Toledo, tan reconocible pero a la vez tan lejano, de la primavera de 1963, cuando aún la vida era muy similar a la de siglos y siglos atrás, pues apenas eren perceptibles unos pocos cambios tecnológicos en la vida del día a día de los toledanos. Comenzaré por ofreceros una serie de estampas tomadas en la calle Descalzos que dan buena fe de lo que hablaba: una tahona de pan tradicional que aún repartía diariamente su producción en borricos, como se hizo siempre, antes de la implantación de los vehículos a motor. Como veis, son imágenes bellísimas:
Un poco más arriba, en la misma calle, un grupo de guardias civiles con sus largas capas verdes:
La vida cotidiana de la ciudad, como vemos, estaba dominada aún por la presencia masiva de burros, algo que pocos años después dejaría progresivamente de ser habitual. El fotógrafo tomó preciosas estampas de borricos en diferentes puntos de Toledo:
Se atisbaban, sin embargo, ciertos indicios de los enormes cambios tecnológicos y sociales que vendrían poco después. Sirva de ejemplo esta portentosa foto tomada en el Paseo de Merchán o de La Vega, donde vemos las flamantes motos de la guardia civil y, al fondo, un precioso camión de reparto de las galletas Gullón de Aguilar de Campoo:
Es simplemente sensacional esta vista de la Iglesia de San Cipriano:
Los cambios en la transición de burros a coches en Toledo trajeron poco después la necesidad de construir aparcamientos para los vehículos. Uno de los más grandes se levantó en la calle Santa Úrsula, donde hoy podemos verlo (garaje "Santo Tomé"). En esta imagen sorprende aún ver dicha calle con su aspecto previo a la ejecución de este aparcamiento, aunque ya asoma al fondo un Seat 600, avanzadilla de la transformación que estaba ya a la vuelta de la esquina:
Esta es una portentosa vista de la Plaza de la Magdalena, donde ya asoma el Bar Ludeña y a la derecha la castiza oficina de transportes "El Veloz":
¿Qué me decís de estas preciosas tomas de la Catedral con el color rojo de los jerséis y abrigos destacando cromáticamente?
En la misma plaza, frente al ayuntamiento, los coches se contaban con los dedos de una mano:
Así de bello lucía San Juan de los Reyes:
Aquí vemos un grupo de militares en Zocodover:
Este es el Hospital Tavera:
La vista de Toledo desde el Valle ya contaba con el precursor del actual Kiosko Base:
El aspecto general de la ciudad desde el Valle era precioso. Destaca el Alcázar que veía ya muy cercana su reconstrucción total, así como un Tajo caudaloso y sin contaminación:
Aquí vemos otras panorámicas de la ciudad tomadas desde diferentes puntos:
Un detalle de la Puerta de Bisagra en su zona interior:
Un bello mirador...
Algunas vistas de típicas calles:
Santa María la Blanca:
El Palacio de los Condes de Maqueda:
El Castillo de San Servando:
Esta es una bella vista de una anciana cruzando junto al Puente de San Martín:
El Puente de Alcántara y sus murallas aledañas:
La Iglesia del Salvador:
La majestuosidad del Puente de San Martín:
Como veis, se trata de una colección de imágenes verdaderamente notable que nos transporta en el tiempo una vez más hasta aquel Toledo de mediados del siglo XX. Agradeciendo una vez más a la familia Burgos la cesión de estas imágenes, espero que hayáis disfrutado con ellas tanto como yo.
Maravillosa entrada. Realmente ha sido todo un regalo. Gracias a ti y a la familia Burgos.
ResponderEliminarEstupendo detalle de la familia Burgos. Por cierto una de las fotos, es la bajada del barco. Gracias por compartir
ResponderEliminarSensacional entrada Eduardo. Fotos muy bonitas y nítidas.
ResponderEliminarMe ha encantado, especialmente por ver como era la ciudad en el año que yo naci.Gracias a la familia Burgos y gracias a ti por enseñarnos todo esto.
ResponderEliminarExtraordinario reportaje que nos retrotrae a aquellos lejanos años de mi juventud. Infinitas gracias a la familia Burgos por este precioso regalo. Una vez más, como en tantas otras ocasiones, Toledo Olvidado nos lleva a sitios toledanos tan entrañables como el Bar Ludeña, en la Plaza de la Magdalena , uno de esos lugares de nuestros registros más sentimentales en los que parece que se ha detenido el tiempo. Hay, sin embargo, en estas fechas un punto de tristeza en este recuerdo. Hace muy pocos días, muy joven todavía, ha fallecido María Ascensión, alma y vida de esa cocina de la que salen maravillas gastronómicas. A buen seguro que lo primero que le ha pedido San Pedro al abrirle la puerta del cielo es que le prepare una ración de carcamusas.
ResponderEliminarPor mi parte, estoy seguro de ser el portavoz de todos los seguidores del blog, toledanos o no, si le dedicamos a ella un momento de nuestro recuerdo, a su marido, Pepe, a los empleados del establecimiento y a toda la familia Ludeña nuestro emotivo afecto en estos momentos.
Material muy bien conservado. Mis fotos de aquella época están descoloridas, con el color de los primeros capitulos del " cuentame",
ResponderEliminarLas diapositivas que nos muestran la presencia de la Guardia Civil en la Calle Descalzos nos indican que por aquellas fechas este histórico edificio, primitivamente Convento, tenía como uso un cuartel de la Benemérita. Otros usos serios del mismo, anteriores a su actual utilización parlamentaria autonómica, fueron los de Cárcel Provincial y Parque de Bomberos.
ResponderEliminarPor otra parte, la fotografía del panadero con su ayudante, cargando en las angarillas de su jumento barras y hogazas de pan nos dan a entender -porque más bien parece carga que descarga- que en aquel lugar de la calle debía haber una tahona. A pesar de la inmediata presencia de los Guardias, muy higiénica que digamos, desde luego, no era la operación. Junto a banastas y serones con el pan, el animal transportista no se había privado de descargar sus excrementos. El detalle de realismo que se nos ofrece en esta diapositiva es sencillamente inefable.
Qué buena colección. Me emociona ver mi colegio (Tvera) cuando yo ya estaba allí, recién llegada. Gracias a la familia Burgos y al autor del blog.
ResponderEliminarFascinante, tanto por la calidad como por el propio testimonio gràfico del documento en sí. Cuanto tiempo ha pasado y a la vez cuando cercano.
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias a la familia Burgos y por supuesto al difusor.
Muy interesante. Un detalle, se ven menos niños de los que yo habría esperado.
ResponderEliminarMe recuerdo a mis años de niñez en los que pasaba la temporada de verano en casa de mis abuelos. Vivían en la plaza de Santa Catalina y como la casa no tenía agua corriente, mis tías iban a por agua con unos cántaros a la fuente que aparece en una de las diapositivas con igual cántaro (sería una de ellas la de la foto? En ese caso la instantánea habría sido tomada un par de años antes). Hoy la fuente está cegada. Recuerdo que se repartía en burros no solo el pan, sino leche y hasta carne.
ResponderEliminarHe buscado dónde se ubica la calle de Los Descalzos, para verificar si mi memoria visual estaba en lo cierto. Efectivamente,coincide con la imagen que mi memoria conserva de esa calle en aquellos años(1967).
ResponderEliminarMe vino a la mente también El Porche, la cafetería Manila en Fuensalida, y el cigarrito subido en el respaldo de un banco en el Tránsito cuando caía la tarde. Bellos recuerdos!!. Gracias.
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ResponderEliminarGracias por estos recuerdos tan entrañables para mí. Me reconfortan a mis 85 años y después de llevar tantos años sin vivir en mí querida Toledo
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