Si hay un fotógrafo que puede considerarse un verdadero cronista gráfico de la actualidad española, especialmente la madrileña, entre los años 1925 y 1975 ese es sin duda Martín Santos Yubero.
Nació en Vallecas (Madrid) en el 11 de agosto de 1903 en una humilde vivienda cerca del depósito de máquinas de la Compañía de Ferrocarril Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA), empresa en la que su padre trabajaba como maquinista. Fue precisamente el abandono del hogar que protagonizó su padre lo que motivó su traslado a Lavapiés con su madre, cuando Martín solo contaba con 7 años. Afortunadamente su madre había conseguido encontrar trabajo en el famoso restaurante “Casa Lastra”, de modo que madre e hijo habitaron un modesto apartamento en el mismo edificio, haciendo de Lavapiés su barrio de por vida. Con 12 años, Martín empieza a trabajar como dependiente en una guantería y más tarde en la casa Loewe, en la Gran Vía.
Con 17 años adquiere su primera cámara, una Kodak de cajón, que le costó 100 pesetas. Aunque apenas la sabía manejar, con ella comenzó a hacer fotos como aficionado. Muy interesado por el mundo del espectáculo, decidió fotografiar concursos de belleza, distribuyendo las imágenes de las concursantes entre las revistas y periódicos de la época. Ello le reportó los primeros ingresos como fotógrafo y les permitió conocer los estudios de los mejores fotógrafos madrileños del momento como Alfonso Sánchez García y su hijo Alfonso Sánchez Portela.
Quiso el destino que parte de la redacción del célebre periódico El Imparcial comiera habitualmente en "Casa Lastra", de modo que una tarde Martín supo por una conversación entre ellos que no iban a poder cubrir una corrida en la plaza de toros de Tetuán de las Victorias. Martín mostró interés y el jefe de la sección taurina del periódico le retó a escribir la crónica del festejo. Su trabajo gustó, de modo que entre los años 1920 y 1923 Martín Santos Yubero fue reportero taurino de la Plaza de Toros de Tetuán de las Victorias.
No fue hasta 1927, sin embargo, cuando obtuvo el carnet profesional de reportero gráfico. Accede a la redacción de La Nación en ese año, comenzando a firmar sus imágenes como “Foto Santos Yubero”.
Durante su estancia en La Nación aprendió mucho de los maestros Alfonso y Campúa, sin perder su carácter autodidacta, forjando al periodista y reportero intuitivo que siempre fue.
Con la llegada de la II República en 1931 abandona su dedicación exclusiva para La Nación y sirve a muchos periódicos como fotógrafo autónomo e independiente, colaborando en medios de distintas tendencias políticas e ideológicas como Ahora, ABC, Estampa, La Tierra, Ya o el diario Luz. Dos años más tarde, en 1933, se une al Diario de Madrid que acababa de fundarse donde empieza a fotografiar también con una cámara Contax de 35 mm.
En 1935 se hizo cargo del servicio gráfico del diario Ya, con la mala suerte de que el estallido de la Guerra Civil hiciera que se incautaran las cámaras y rotativas del diario, lo que le obligó a volver a ser autónomo utilizando de nuevo sus viejas cámaras de placas, con las que trabajó durante los tres años del conflicto armado, junto a los hermanos Benítez Casaux, con los que fundó a tales efectos una agencia gráfica que surtía de imágenes a La Voz, La Libertad, Crónica y al diario ABC durante su etapa republicana. Santos Yubero obtuvo buenas imágenes en Toledo durante el asedio del Alcázar.
Tras la Guerra Civil, regresó al diario Ya, dirigiendo la sección gráfica del mismo. Publicó libros sobre Manolete en 1944 y 1947 y obtuvo diversos premios, distinciones y condecoraciones, siendo también miembro de la Junta directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid entre 1965 y 1973, vocal del Consejo Nacional de Prensa y secretario de actos de la Unión de Informadores Gráficos. En 1974 finalizó su actividad laboral, falleciendo 20 años más tarde en Madrid en 1994 cuando contaba con 91 años de edad.
En palabras del gran Publio López Mondejar, el secreto de Santos Yubero para estar presente en la actualidad gráfica en las épocas tan diferentes que le tocó vivir, residió en que "fue un hombre políticamente acomodado, que no se significó, lo que le permitió estar en todas partes". Su legado es extensísimo y, consciente aún en vida de ello, Santos Yubero se preocupó de su custodia, ordenación y documentación, ayudado por dos sobrinas y con la colaboración de Gabriel Carvajal. Antes de fallecer, en 1986 la Comunidad de Madrid se interesa por su adquisición, de modo que es en 1988 cuando el Fondo Fotográfico Martín Santos Yubero es adquirido por la Dirección General de Medios de Comunicación Social. En 1995 se procede a su ingreso en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, incorporándose posteriormente otros negativos y fotografías procedentes de adquisiciones y donaciones.
He tenido durante el pasado verano la suerte de acceder a los fondos de Santos Yubero que muestran imágenes de Toledo, y he obtenido el correspondiente permiso para su divulgación en este blog, lo que me llena de alegría. Son varios cientos de imágenes, obtenidas en épocas muy diversas, por lo que dedicaré varias entradas a este genio de la fotografía en los próximos meses.
Hoy comenzaré con una serie que me enamoró nada más ver las fotografías. Se trata de un reportaje obtenido en la primavera de 1959, probablemente durante el Domingo de Resurrección de aquel año. Retratan de manera espectacular el ambiente del Toledo de entonces, con especial protagonismo de Zocodover.
Pasemos ya a ver estas imágenes, que como os digo son el primer capítulo de una serie de entregas dedicadas a Martín Santos Yubero que hoy comienzo. Como decía, la gran parte del reportaje discurre en un abarrotado y animado Zocodover una tarde de primavera con una celebración concurrida. La plaza aparece llena de puestos, se ven vendedores de globos, niños felices, jóvenes en alegres conversaciones, coches de época, almendras garrapiñadas, tostones, terrazas llenas de gente y un sinfín de detalles que a muchos de vosotros os harán viajar literalmente en el tiempo si vivisteis esos años:
Santos Yubero también retrató la zona de la Puerta de Bisagra en aquel 1959. Una estampa claramente considerable un anticipo de la década que estaba a punto de comenzar es esta vista en la que aparecen una Vespa y un Citroën 2CV:
Junto al Bar Los Claveles una curiosidad: la muralla perforada para permitir el tráfico sin el arco hoy existente:
Son deliciosas estas vistas desde el Valle, en las que aparecen las mesas del precursor del actual Kiosco Base:
Son muy bellas también las vistas del Cristo de la Vega, en las que se vislumbran árboles en flor junto al río, tal vez almendros u otros frutales:
Espero que esta primera tanda de imágenes de Santos Yubero tomadas en Toledo os haya gustado. Os aseguro que aún quedan grandes momentos por compartir gracias a su legado que poco a poco iré desgranando.
Me encantan las fotos de Zocodover, aunque yo tenía 4 años, tengo recuerdos de esos días bulliciosos de la plaza con mis padres sentados en las marquesinas.
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