Hace casi cincuenta y seis años, una joven pareja de recién casados recorría las calles y los rincones de Toledo cámara en mano durante su luna de miel. Se trataba del estadounidense Joseph Jacobson y la toledana María del Carmen Rivero Hernández, que acababan de contraer matrimonio en Madrid a finales del mes de octubre de 1960.
Joseph, nacido en Nueva York pero residente en Oklahoma City desde los siete años de edad, había conocido a María del Carmen en Madrid durante unas vacaciones en España. Ella había nacido en Orgaz aunque pasó toda su infancia y juventud en la ciudad de Toledo. Tras conocerse en Madrid, surgió el amor y decidieron casarse. Se trasladaron a vivir a Oklahoma y de su matrimonio nacieron cuatro hijos, una niña y tres varones. Hoy, más de medio siglo después, es gracias a uno de aquellos niños (su hijo Anthony) que podemos disfrutar de las preciosas fotografías que la pareja de recién casados tomó en Toledo aquellos días de finales de octubre y principios de noviembre de 1960.
Se trata de una serie de bellas fotografías a color que retratan la vida de aquel Toledo que veía convivir los viejos usos y costumbres con los primeros signos de modernidad. Es una colección que supone el retrato de toda una época.
Comenzaremos por ver esta impagable imagen de unos burros cargados con voluminosos fardos vegetales a su paso por la plaza de Santo Domingo el Real. Es un privilegio para la vista poder admirar en color una escena que podía verse en esta plaza tal como venía sucediendo desde siglos y siglos atrás pero que sin embargo pocos años después sería ya solo un recuerdo del pasado:
Joseph y María del Carmen retrataron también los alrededores de la Sinagoga del Tránsito, por donde siempre merodeaba el típico vendedor de cerámica:
Algunas de las fotografías más espectaculares obtenidas por el joven matrimonio corresponden al río Tajo. Cuando estaba libre de contaminación y el maldito Trasvase Tajo-Segura aún no acechaba en el horizonte, la fluctuación estacional del caudal dejaba estampas de gran belleza. Una de las más coloridas se observaba tras episodios de lluvias intensas, cuando el fuerte caudal erosionaba las arcillas del famoso "alcaén" situado justo aguas arriba de la ciudad confiriendo un precioso tono rojizo a las aguas que contrastaba con el más azulado, propio del Tajo desde la cabecera, y que era visible en Toledo en las épocas de pocas lluvias, sin erosión ni arrastres. Aquellos días previos a la visita del matrimonio Jacobson Rivero, debió llover con intensidad como demuestra no solo el intenso tono rojo del agua sino el elevado nivel de las aguas:
Los más observadores ya habréis caído en la cuenta de la absoluta carencia de vegetación en las orillas, así como en buena parte de los cerros del Valle hoy colonizados por encinas, almeces, enebros y retamas. Y es que en 1960 aún podía verse el aspecto de tremenda aridez que ya se observa en las imágenes más antiguas del siglo XIX, puesto que aún no habían llegado los cambios sociológicos, culturales y ambientales que han posibilitado el reverdecimiento que hoy es palpable en Toledo. En 1960 aún se cocinaba con leña o carbón en casi todas las casas; en 1960 la cabaña ganadera de ovejas y cabras que pastaban en estos cerros era aún muy grande; en 1960 las casas se calentaban casi en su totalidad a base de leña o carbón; en 1960 aún no había aumentado demasiado el nivel de CO2 atmosférico, gas que es esencial en el crecimiento de las plantas a través de la fotosíntesis. En nuestros días, cocinamos y nos calentamos sin necesitar leña; la cabaña ganadera ha disminuido sobremanera en los alrededores de la ciudad, por lo que los retoños de estas plantas pueden desarrollarse; y los niveles de C02 han pasado de 315 a más de 400 partes por millón desde 1960, favoreciéndose la fotosíntesis y el reverdecimiento del planeta, como por cierto acaba de publicarse en este artículo científico. Estas fotos de 1960 dejan bien a las claras la aridez de Toledo en 1960 en contraposición a lo que hoy observamos:
Comparad por ejemplo con esta foto actual del gran Miguel Larriba, publicada en su blog Mira Toledo:
En 1960 el avance de las obras de reconstrucción del Alcázar era ya notable. Sorprende ver el edificio a medio terminar:
Las callejas de la ciudad fueron bien retratadas por la pareja. Mirad qué bella toma del cobertizo de Santa Clara:
Esta es una soberbia toma de la torre de la Catedral vista desde la Calle de Santa Isabel. Aparece a la derecha una casa en ruinas con un antiguo arco, detalle que confiere a la escena una belleza muy especial:
La zona de la Huerta del Granadal aún era terreno cultivado por hortelanos. Aparece al fondo el Hospital Tavera:
Joseph y María del Carmen obtuvieron tomas panorámicas de la ciudad desde el Valle realmente bonitas:
Son también de gran belleza estas vistas lejanas de la ciudad tomadas desde la carretera de Argés, aproximadamente:
Aquí vemos una vista de la Mezquita del Cristo de la Luz. Está tomada cuatro años antes de que una de sus esquinas se viniera abajo por la humedad (en febrero de 1964). Como la perspectiva es la misma, pongo ambas:
Esta es una vista de la Cuesta del Cristo de la Luz:
Aquí vemos la Calle Ancha en 1960:
En esta vista de la zona cercana al Baño de la Cava se observa el aspecto de la Fábrica de Armas, así como el elevado nivel de las aguas del Tajo. También se ve muy bien el terreno en el que hoy se levanta el Puente de la Cava:
Aquí aparece San Juan de los Reyes:
Como veis, se trata de un completo repaso al Toledo de 1960 de la mano de una pareja de recién casados que formó una preciosa familia, a quien hoy debemos agradecer su generosidad a la hora de compartir con todos nosotros este álbum personal tan especial para ellos.
Precioso reportaje Eduardo. Muchos gracias y un saludo .
ResponderEliminarMuchas gracias, Anthony, por compartir, a través de Eduardo, estas bonitas fotografías con todos nosotros.
ResponderEliminar¡Gracias a ti Anthony por tu generosidad!
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