En algunas ocasiones, una fotografía es la puerta de entrada al descubrimiento de trayectorias humanas dignas de una novela. Algo parecido es lo que me ha sucedido recientemente tras encontrar una fotografía en tomada en Toledo el 23 de marzo de 1935. En dicha fotografía que localicé de forma casual, aparece un hombre con traje, gafas de cristales circulares y una especie de boina calada muy ajustada a su cráneo. Se sitúa indudablemente en Toledo, en la zona sur de la ciudad, cerca de la actual cornisa, y aparece flanqueado por una plantación de jóvenes sóforas alineadas en cuatro hileras. Al fondo se ve parcialmente el Alcázar y a sus pies la torre de San Miguel, y sobre la cabeza del protagonista se observa con claridad la Iglesia de San Lucas. Cerca del personaje se sitúa una fuente pública, aparentemente con el grifo abierto, y al fondo, ajenos a la presencia del fotógrafo, aparece un hombre con dos niñas, tal vez sus propias hijas, mirando al sur probablemente con la mirada perdida en las aguas del Tajo o los cerros del Valle.
Esta fotografía fue descrita en su propio diario por el fotógrafo que la tomó, con estas palabras en holandés: "23 march 1935: met Antonini naar Toledo - Venta de Aires - gewone bezienswaardigheden. Prachtige maannacht - straatmuziek - sereno - uitmuntende stemming." Traducido al castellano viene a decir "23 de marzo de 1935. Encuentro con Antonini en Toledo. Venta de Aires. Lugares de interés (turístico) habitual. Hermosa noche de luna. Música en la calle. Sereno. Excelente estado de ánimo". El autor de la misma no es otro que el neerlandés Reijnier Flaes, más conocido por su pseudónimo F.C. Terborgh, notable diplómatico, escritor de prosa y poeta, nacido en 1902 y fallecido en 1981.
El mayor interés de la fotografía se encuentra, sin embargo, en la persona fotografiada. Se trata nada menos que de Giacomo Antonini, polifacético personaje nacido en Venecia el 18 de septiembre de 1901 y fallecido en París el 1 de marzo de 1983.
La vida de Antonini parece sacada, como os decía al comienzo, de una novela. En aquella convulsa Europa, amenazada ya de lleno por los totalitarismos fascista y comunista, y con un tablero de juego en el que interactuaban además los intereses de los diferentes países, figuras como las de Giacomo Antonini son clave para entender cuán complejas son las relaciones humanas, profesionales, políticas o literarias cuando la necesidad aprieta. Antonini provenía de una familia acomodada y contaba con un alto nivel cultural. Su padre era propenso al juego y mujeriego, mientras que su madre era una holandesa, tolerante y liberal, trece años mayor que su padre. El ascenso al poder de Mussolini en 1922 coincide con la juventud de Antonini, que desde 1914 había vivido en un internado en Holanda tras la ruptura de sus padres. Antonini contaba con 21 años cuando el Duce toma las riendas del poder, y tal vez por ello profesaba sentimientos encontrados con respecto a su ideología fascista: por un lado, al provenir de una familia pudiente, le tranquilizaba la preservación del orden establecido pero por otro, su elevado nivel cultural y su juventud le hacían sentir un claro rechazo al populismo que, como todo totalitarismo, el fascismo de Mussolini promulgaba. Con el paso de los años, Antonini se había mantenido en una posición más bien apolítica demostrada en diversos artículos publicados en revistas holandesas, y no militaba en el Partido Fascista Republicano de Mussolini.
Sin embargo, en enero de 1935, dos meses antes de la foto tomada en Toledo, Giacomo Antonini se convirtió en informador y espía de la OVRA (Organizzazione per la Vigilanza e la Repressione dell'Antifascismo, en español "Organización para la vigilancia y la represión del antifascismo") que era la policía secreta italiana en tiempos de Mussolini. ¿Cómo explicar que un librepensador como Antonini tomara esta decisión? En opinión de uno de los mejores conocedores de su biografía, Jan Doets, ello se explica por una confluencia de factores, entre los que destaca algo tan prosaico como la imperiosa necesidad de dinero que Giacomo tenía por entonces, principalmente debida a su divorcio con su esposa Hetty Marx. La información que Antonini remitió a sus superiores tuvo repercusiones importantes, incluso en ocasiones no deseadas por él, como por ejemplo el asesinato a manos de los sicarios de Mussolini de los hermanos Nello y Carlo Rosselli.
Entre 1938 y 1939 se convirtió en corresponsal de la agencia de noticias italiana oficial Stefani en París y trabajó para el departamento extranjero del partido fascista italiano. Tras la invasión italiana de Francia, se trasladó a Roma. En julio de 1941 regresó como director de Stefani de vuelta a París y fue también agregado de prensa de la Embajada de Italia, almorzando al parecer cada semana con su homólogo alemán. Tras el armisticio de Italia con los aliados en septiembre de 1943 se negó a continuar con su trabajo, por lo que fue internado por el gobierno fascista italiano por primera vez en Villes y posteriormente en Salsomag-Giore. Tras ello fue obligado a vivir en Venecia. En agosto de 1944 regresó a Francia cruzando ilegalmente los Alpes. Antonini fue detenido por las Milicias Patrióticas Francesas del distrito XI de París en octubre de 1944. Después de un juicio, fue absuelto de colaboración con los nazis en enero de 1945. El resto de su carrera tras la finalización de la II Guerra Mundial la dedicó a ser crítico literario en lengua francesa e inglesa, siendo muy reconocido en este campo.
Como veis, se trata de todo un personaje, con una vida muy azarosa que he resumido, pero que os invito a conocer a fondo en las diferentes páginas y artículos que relatan sus vivencias. De nuevo Toledo y la fotografía sirven de puerta de entrada a la investigación y al conocimiento de biografías que de un modo u otro han influido en la historia.
Como curiosidad, indicar que el lugar exacto donde fue tomada la foto es el Paseo de la Cruz Verde (click aquí para ir al Google Street View), zona que quedó bastante cambiada desde la construcción de la Ronda Cornisa, no quedando nada de la plantación que se ve en la foto de 1935.
Agradeciendo a Jan Doets la cesión de la imagen, me despido esperando que os haya gustado la curiosa historia que hay detrás de ella y con la esperanza de poder desvelar algún día la respuesta a la pregunta, ¿qué vino a hacer Antonini a Toledo?
La boina está mas apretada que los remaches de un submarino
ResponderEliminarInteresante historia, Eduardo. Gracias por traérnosla al blog. Ánimo y un fuerte abrazo!
ResponderEliminarbuena traducción del texto original... un nieto de F.C.terborgh.. mucha historia por repasar..
ResponderEliminarYo ya sé que hacía Gimo Antonini en Toledo en marzo de 1935...
ResponderEliminarLa solución al enigma en el siguiente enlace:
ResponderEliminarhttps://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/abci-toledo-1935-y-enigma-hombre-fotografia-201806262125_noticia.html
Un saludo.
Víctor GH