Robert Paul Raymond Gillon nació en Courtrai/Kortrijk (Bélgica) el 10 de diciembre de 1884 y falleció en la misma ciudad el 25 de julio de 1972. Aunque fue abogado de profesión, doctor en derecho por la Universidad de Gante y presidente del Colegio de Abogados de Kortrijk entre 1927 y 1937, su biografía quedó marcada especialmente por tu trayectoria política. Desde joven fue militante del Partido Liberal y llegó a ser el presidente del Senado belga en tres ocasiones: entre el 26 abril de 1939 y el 11 de noviembre de 1947; entre el 8 de noviembre de 1949 y el 27 de abril de 1950; y entre el 5 de mayo de 1954 y el 24 de junio de 1958. También fue ministro de Asuntos Exteriores y Secretario de Estado.
Robert Gillon mostró desde joven un gran interés por España, sus gentes, sus paisajes, sus monumentos y sus tradiciones. Con el tiempo, fue reconocido como un destacado hispanista, como fruto de sus numerosas publicaciones y estudios, resultado de sus frecuentes visitas a nuestro país, al que llegó a conocer en profundidad.
Fue fundador y presidente de Honor de la Asociación España-Bélgica, siendo distinguido en varias ocasiones por sus trabajos relacionados con España. Especialmente, tuvo una estrecha vinculación con la ciudad de Segovia, centrando en ella varias de sus mejores publicaciones. Fue así como fue condecorado con la Medalla de Plata de Segovia, que le fue impuesta por el embajador de España en Bruselas en 1968, así como con el "Acueducto de oro".
En 1951 se le concedió la Orden del Mérito Civil, y también logró ser académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Robert Gillon siguió con atención los diferentes conflictos bélicos que asolaron Europa en la primera mitad del siglo XX, hasta el punto de determinar su vida personal de modo profundo. De este modo, se desplazó a Alemania durante la Primera Guerra Mundial, mientras que durante la Segunda Guerra Mundial se exilió en Inglaterra. Con respecto a la Guerra Civil española, si bien es conocido que le interesó de modo muy especial, no llegó a escribir nada sobre la misma, alinéandose con la tibia imparcialidad marcada por los liberales belgas que, si bien veían con malos ojos el posible establecimiento en España de un régimen dictatorial, también mostraban un gran recelo ante los evidentes posicionamientos prosoviéticos del Frente Popular.
Gillon publicó varios libros de gran interés sobre España magníficamente ilustrados con sus excelentes fotografías, entre los que cabe destacar Visions d’Espagne et de Lusitanie (Courtrai, 1910) y la aclamada serie de libros titulada Silhouettes espagnoles, compuesta por cinco volúmenes (Bruselas, 1949-1955).
La primera visita documentada de Robert Gillon a Toledo data del año 1912, cuando el belga contaba con solo 28 años. Es en esta visita cuando tomó las fotos más bellas de su colección toledana, o al menos ese es mi parecer. Desde un primer momento, Gillon demostró tener bastante talento para la fotografía, logrando estampas de notable belleza. Sirva de ejemplo esta panorámica de la ciudad desde el Valle:
En varias de estas tempranas imágenes de Gillon en Toledo aparece una joven y elegante acompañante, tal vez su esposa, mientras que en otras aparece un varón, siendo posible que se trate del propio Gillon.
Así, por ejemplo, sabemos que se alojó en el Hotel Castilla, donde obtuvo fotos en la galería superior del precioso patio del edificio:
Es de gran belleza e interés esta vista en la que podemos admirar la portada del convento trinitario situado donde hoy está el quiosco de Caracena. Ya sabéis que esta portada, junto con otra muy cercana, se encuentra hoy en la Alhóndiga, en la calle de Gerardo Lobo:
Mirad qué belleza de fotografía tomó Gillon en las inmediaciones de la iglesia de San Andrés con la torre de la catedral al fondo:
De enorme interés son también las fotografías tomadas por Gillon en la plaza de Santa Isabel, en la portada del palacio de Inés de Ayala. En esta plaza, por la que Gillon debía sentir predilección, el belga tomó fotografías tanto en 1912 como varias décadas después en sendas visitas en 1948 y 1949:
Una preciosa vista desde la calle de San Marcos en 1912:
El Arco de la Sangre visto desde el balcón de la Posada del mismo nombre, una maravilla de imagen:
La catedral vista desde la calle de Santa Isabel:
Esta es una estampa de la capilla de San José:
Otra vista del río Tajo desde la zona del Valle, ya en 1958:
Esta es una vista de Zocodover desde la calle de la Sillería adornada para el Corpus:
El Puente de San Martín:
Una de las más bellas es sin duda esta perspectiva de la cuesta de Doce Cantos:
Poco después de la finalización de la guerra civil, Gillon tomó varias fotos en agosto de 1939 de lugares emblemáticos como el Alcázar y el Hospital de Santa Cruz, donde se aprecia la destrucción ocasionada por la contienda:
Hasta aquí el elenco de imágenes tomadas por Robert Gillon en Toledo que hasta la fecha puedo ofreceros, como buena muestra de la visión de la ciudad por una misma persona en momentos muy distintos, tanto por la edad del autor en los diferentes periodos de las visitas (desde la juventud hasta su madurez) como por las cambiantes circunstancias históricas reinantes en sus numerosas estancias en la ciudad. Es posible que en el futuro sigan apareciendo más imágenes toledanas de este autor, si así fuera iré actualizando convenientemente la entrada.
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