Como bien sabéis, desde 2008 este blog está dedicado a la fotografía histórica en Toledo. Por ello, en las más de 400 entradas que hasta la fecha he publicado, en él se recogen más de 40.000 imágenes tomadas en la ciudad desde mediados del siglo XIX hasta fechas más recientes.
Hasta hoy, si bien en los 5 libros de la saga "Toledo Olvidado" siempre cierro las últimas páginas con fotografías de autores contemporáneos, aún no había dedicado ninguna entrada del blog a autores cuyo trabajo se haya desarrollado en el siglo XXI. Sin embargo, creo que ha llegado el momento de dedicar una entrada completa a algún fotógrafo que haya retratado Toledo en el presente siglo. Era una idea que me rondaba la cabeza desde hace tiempo y, en los últimos meses, el destino me ha puesto en bandeja una oportunidad de oro que, estoy seguro, os va a hacer disfrutar de lo lindo.
Unidos por nuestro compromiso con la defensa del río Tajo, hace poco conocí a Roberto Gómez. Cuando me habló de su faceta como fotógrafo me interesé por su estilo y me dijo que él se consideraba, ante todo, un fotógrafo humanista. Cuando escuché eso, tuve una intuición que me impulsó a pedirle que me enseñara una selección de su obra toledana. Cuando la vi, me quedé impresionado.
Impresionado por su calidad, pero especialmente por su capacidad narrativa. Coincidiréis conmigo en que hay fotografias que hablan, y cuando veais la selección de imágenes de Roberto, estoy seguro de que me comprenderéis.
Antes de ver sus fotografías, creo que es necesario resumir su trayectoria vital. Roberto Gómez nació en Alcázar de San Juan en 1953. A los ocho años ingresa interno en un colegio en la ciudad de Ávila. Desde allí se traslada, a los once años, a otro de la misma organización en León, donde permanece hasta los diecisiete.
Se traslada posteriormente a Madrid, donde ya reside su familia, e inicia una nueva etapa. Ingresa como trabajador en el sector de la banca. En esos años, asiste a un curso de fotografía que imparte un compañero instruido. Aquí comienza una afición constante en el transcurso de los años. En el año 1984 se traslada a vivir en Granada. Participa con unos compañeros en la creación de un estudio de fotografía y agencia de publicidad editando una revista comercial de moda. En épocas vacacionales practica la fotografía de reportaje durante los viajes que realiza a India, Nepal, Siria, Jordania, Marruecos, Perú o Nueva York, combinando la diapositiva con la película en blanco y negro y su consecuente laboratorio.
En el año 1991 se traslada a San Sebastián. Allí monta una exposición de fotografía nocturna sobre las grúas del Puerto de Pasajes y participa en otras colectivas con un grupo de fotógrafos, pintores y escultores del País Vasco y Vasco Francés. Estas exposiciones se realizan en San Sebastián, Irún, Fuenterrabía, San Juan de Luz, Bayona, Biriatou, Biarritz o Hendaya.
En el año 1996 vuelve a Madrid y colabora en revistas especializadas en gastronomía y vinos, realizando todo tipo de reportajes de cocina, bodegones de alimentos, restaurantes, viñedos y vino en Portugal, España y Francia.
Participa como expositor en la primera edición de PhotoEspaña en 1998.
El año 2001 marca la fecha que a nostros más nos interesa, pues es en ese momento cuando inicia un nuevo traslado que le trae a Toledo, donde permanece en la actualidad. Tras publicar unos libros sobre los ajos o el aceite en Castilla-La Mancha y otros genéricos sobre el vino, va abandonando esta actividad. En 2014 participa en la exposición colectiva 15 fotógrafos, 15 ciudades Patrimonio de la Humanidad, encargándose de realizar las fotos de Toledo. En la actualidad permanece fiel a la actividad fotográfica en calidad de mero aficionado y gozando de la libertad que esto supone. Se mantiene activo en la fotografía analógica en blanco y negro mediante cámaras de medio formato y panorámicas, así como en la experimentación con la fotografía estenopeica, llevando a cabo diversos proyectos con este sistema. En el Archivo Municipal de Toledo mantiene una exposición genérica sobre Toledo y otra de fotografías panorámicas durante la histórica nevada de la tempestad “Filomena” en enero de 2021. Coordina y expone, asimismo, en las muestras fotográficas de las fiestas del barrio de San Martín de la Asociación de Vecinos “La Cava”.
Pero pasemos ya a disfrutar de sus fotografías, que estoy seguro de que os sorprenderán gratamente. En mi opinión, tienen ese halo que identifica a los grandes fotógrafos, capaces de hacerte comprender en pocos minutos que estamos ante obras maestras que pueden ya considerarse fotografías históricas pese a su contemporaneidad. Es inevitable, al ver sus imágenes, establecer similitudes con autores como Cartier-Bresson, Koudelka o Horvat, tal es la calidad de su obra. Su dominio de la luz y de las texturas, así como su capacidad para capturar ese famoso "momento decisivo" al que Cartier-Bresson se refería, le convierten en un autor de una raza en peligro de extinción, la compuesta por los fotógrafos humanistas que aún son capaces de retratar la autenticidad de un lugar a través de la inmortalización de momentos reales, sin rastro alguno de impostura.
Dado que son fotografías que se comentan por sí solas, y considerando que su carácter contamporáneo hace prescindible en esta ocasión realizar cualquier explicación histórica o del contexto en que fueron tomadas, paso sin más preámbulos a mostraros lo que es solo la punta del iceberg de su obra toledana. Todas las imágenes han sido tomadas entre 2001 y nuestros días. Espero que las disfrutéis tanto como yo.
Esperando que os haya gustado esta selección de imágenes tomadas por este genio que habita entre nosotros, solo me queda agradecer de corazón a Roberto la cesión desinteresada de sus fotografías. Sin duda, son auténticos tesoros que envejecerán como el buen vino, cobrando más y más valor con el paso de los años, convirtiéndose en el mejor retrato del Toledo de comienzos del siglo XXI.
Gracias Eduardo, como siempre geniales
ResponderEliminarExcelente entrada, las fotos son extraordinarias, me alegro mucho de esta idea sobre fotografía actual.
ResponderEliminarBRAVÍSIMO ROBERTO GÓMEZ. ADMIRO MUCHÍSIMO SU OBRA
ResponderEliminarEste es uno de los géneros de fotografía que más me gusta ver y hacer precisamente por esa ilusión de inmortalidad que ofrecen esas escenas. Gracias a Roberto Gómez por cedértelas y a ti por compartirlas.
ResponderEliminarmuy buena obra fotografica
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