sábado, 12 de junio de 2010

La Iglesia de San Bartolomé

Mencionada documentalmente por primera vez en el año 1145, la Iglesia de San Bartolomé es una de las iglesias de estilo mudéjar con que cuenta la ciudad de Toledo. Los recientes descubrimientos llevados a cabo por el Consorcio de Toledo, en los que se ha hallado una tumba antropomorfa a la entrada de la torre que podría corresponderse con la del mecenas o constructor de la iglesia, la convierten en una de las más originales y ayudan a datar su construcción pues estos enterramientos, propios de la Reconquista, se asocian casi siempre a obras de finales del siglo XI o comienzos del XII.
De época mudéjar se conserva, además de la torre, el ábside de finales del siglo XIII, muy similar al del Cristo de la Vega.
La iglesia sufrió varias reformas durante su larga historia. Así, en el siglo XV se añaden dos pequeñas capillas funerarias y en el siglo XVI es ejecutada la Capilla de Santa Catalina atribuida a Nicolás de Vergara "El Mozo". Más adelante se construyeron las capillas de Nuestra Señora de Loreto por Jorge Manuel Teotocópuli así como los enterramientos de Juan Cornejo y Felipa de Ortega.
En 1870 se desplomó la nave de la torre y hubo de ser inmediatamente recompuesta. Algo más tarde, en 1877, se acometieron las obras de integración de la iglesia en el convento de Jerónimas de la Reina, fecha en que esta comunidad ocupó el edificio anexo por orden de la emperatriz Eugenia de Montijo. En estas obras fue suprimido el callejón que separaba ambos edificios y que existió hasta esa fecha.
La fotografía más antigua que se conserva de la Iglesia de San Bartolomé es anterior a esta integración en el convento de Jerónimas. Data de 1860 y fue tomada por el galés Robert Peters Napper para Francis Frith. Se ve al fondo la desaparecida Iglesia de San Torcuato:
Iglesia de San Torcuato hacia 1860. Fotografía de Robert Peters Napper para Francis Frith
Iglesia de San Bartolomé hacia 1860. Detalle de una fotografía de Robert Peters Napper para Francis Frith

También tomada con anterioridad a las obras de 1877 es esta imagen de Jean Laurent de 1872, pudiendo verse aún el callejón que separaba ambos edificios:
Iglesia de San Bartolomé en 1872. Detalle de una fotografía de Jean Laurent

Aún en el siglo XIX, Casiano Alguacil tomó esta maravilla de fotografía donde puede verse el ábside de San Bartolomé siendo pintado por un artista de aspecto romántico. Un niño dormido -o haciéndose el dormido- y un botijo completan la preciosa escena:
Iglesia de San Bartolomé hacia 1880. Fotografía de Casiano Alguacil

A comienzos del siglo XX corresponden estas fotografías:
Ábside mudéjar de San Bartolomé en 1904. La Ilustración Española y Americana
Iglesia de San Bartolomé a principios del siglo XX
Iglesia de San Bartolomé a principios del siglo XX. Foto Lacoste
Ábside de la Iglesia de San Bartolomé a principios del siglo XX
Iglesia de San Bartolomé a comienzos del siglo XX. Foto Rodríguez.
Iglesia de San Bartolomé a principios del siglo XX
Iglesia de San Bartolomé a principios del siglo XX. Fotografía Rodríguez

En 1940 la iglesia fue restaurada. Esta imagen corresponde a estos años:
Iglesia de San Bartolomé a principios del siglo XX con andamios.  Fotografía Rodríguez

Así quedó tras la reforma, con la torre libre del enfoscado y los aparejos y mampostería al descubierto:
Fachade este de la Iglesia de San Bartolomé tras la restauración de 1940.
Fachada oeste de la Iglesia de San Bartolomé tras la restauración de 1940.
Iglesia de San Bartolomé tras la restauración de 1940. Fotografía Rodríguez

Mi abuelo Eduardo Butragueño Bueno tomó mediado el siglo XX esta fotografía del ábside de San Bartolomé, en una toma muy parecida a la de Alguacil en el siglo XIX:
Iglesia de San Bartolomé (Toledo) en febrero de 1963. Fotografía de Eduardo Butragueño Bueno

Justo al final de la iglesia se abre el denomindado Corredorcillo de San Bartolomé que fue fotografiado varias veces en el pasado:
Corredorcillo de San Bartolomé hacia 1895. Parte de una foto estereoscópica, colección Luis Alba
Corredorcillo de San Bartolomé a inicios del siglo XX. Fuente de la reina
Corredorcillo de San Bartolomé a principios del siglo XX
Hundimiento en el corredorcillo de San Bartolomé el 24-2-1936. Foto Rodríguez
Cerca de San Bartolomé, Toledo

Como curiosidad final os dejo esta imagen de los relieves visigóticos que aparecieron en la torre al retirar el revoco que los ocultaba. Para mí son los más bonitos y originales de la ciudad:
Relieves visigóticos en la Iglesia de San Bartolomé, Toledo

La Iglesia de San Bartolomé en Google Maps:

Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande

7 comentarios

Pedro Liñán de Riaza dijo...

Magnifica entrada Eduardo. Y toda una sorpresa ver como la foto de Lacoste, de principios del XX, deja ver la fachada oeste redescubierta por Ruiz Taboada el año pasado.

http://farm5.static.flickr.com/4061/4699219619_b93aa3a575.jpg

Casas rurales en Toledo dijo...

Que interesantísima recopilación de imágenes, llama la atención como va cambiando la morfología de la zona a lo largo de los años.
Las del "Corredorcillo", son las que más me han impactado; esas viviendas encajonadas pero llenas de vida.

De verdad, un trabajo de investigación excelente

Unknown dijo...

La penúltima, en la que se ve a niños jugando en la puerta del Cristo de la Parra, 2, creo que somos mis hermanos y yo. La vi hace un año en el archivo del Ayuntamiento y debe estar tomada a mediados o finales de los 70. Toda la familia, y parte de los primos, jugando en la puerta de casa. Incluso uno de ellos creo que es tu cuñado, Eduardo....

Ricardo Sánchez Candelas dijo...

Del conjunto de las fotos de esta entrega de “Toledo Olvidado” – una más extraordinaria, ¡y van ya tantas! – he reparado en una, la que más destaca en color sepia, en la que aparece el magnífico ciprés del Jardín del Rincón, casi inmediato a la Iglesia de San Bartolomé. Y no sin motivo. En la página 140 de mi “De árboles en Toledo” dedicaba una reseña especial a este estupendo ejemplar, quizá el más puro y más añoso de los que viven en el interior del recinto histórico toledano. Le describía yo allí como “soberbio, imponente, se yergue perfilado sobre los mil planos quebrados de tejados y espadañas que, en deslizante pendiente, la Catedral y el Alcázar de telón de fondo, van despeñándose hacia el río por Pozo Amargo, La Vida Pobre y El Barco”. Caigo ahora en la cuenta de que hacía esta descripción casi como si hubiera tenido delante esta fotografía que ahora, algunos años después, tengo a la vista. Unas líneas después apostillaba que “la plantación del ciprés fue obra, en los primeros años de la posguerra, de don Erich Heberlein, ciudadano alemán que por aquellas fechas se afincó entre nosotros”. Pero añado ahora una curiosa anécdota: A los pocos días de la presentación de mi libro recibí una llamada de mi buen amigo don Juan Avila, (q.e.p.d.). En nuestra conversación telefónica me afirmaba como auténtica y novedosa primicia que el impresionante ciprés había sido trasplantado, ya de muy buen porte, en un laborioso y dificilísimo transporte sobre una carreta de bueyes, circunstancia que él recordaba con toda certeza por haber vivido en aquel barrio, quizá en la propia casa de El Jardín del Rincón. Pasó algún tiempo con mi deseo de que don Juan me diera algún detalle más de esta singular peripecia de nuestro ciprés, su lugar de procedencia, la identidad de su propietario, las razones y detalles del transporte y el sinfín de pequeñas anécdotas que podrían componer la curiosa historia de este singular ejemplar arbóreo cuya presencia tanto define ese enclave del interior más íntimo de Toledo. Como sucede a veces en la vida, por olvido o por desidia, dejamos que el tiempo consuma alguna de nuestras mejores iniciativas, y así al bueno de don Juan le vino a sorprender el final de sus días sin que yo pudiera tener alguna noticia más del ciprés del Jardín del Rincón.

Pedro Liñán de Riaza dijo...

Ciprés que murió a los pocos meses de morir Guerrero Malagón, que tenía su estudio en esa casa.

@ngel dijo...

Fantástico Eduardo, como siempre.
Yo este rincón lo descubrí un día lluvioso que iba a un concierto en Santa Isabel, y como llegué pronto, me di una vuelta por los alrededores y descubrí esta maravilla de iglesia.
Pocos la conocen y me "enfado" porque has descubierto lo de los relieves.
Y también has descubierto una de mis vistas favoritas de la catedral, desde el callejón.
Bueno, a la espera de lo siguiente.
@ngel

Radio Cedillo dijo...

Uno más para unirme a las felicitaciones por nuestro Toledo olvidado, es fantástico el poder saber un poquito más de nuestra tierra, y más si nos lo das ilustrado.
Enhorabuena, saludos. Juan Manuel

© TOLEDO OLVIDADO
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